Y llegó su hora. El ruido de los tambores retumbaban, partiendo las nubes , mientras su mirada atravesaba el Cielo. Se apartó de todos y se adentró en lo suyo, se adueñó de su Infierno, después volvió a los caminos terrenales. pero sus ojos no volvieron a ser los mismos.
Su silencio alcanzaba cada noche la locura y se dejaba ver como destellos de un oasis. Quiso ser desierto para ocultar sus paraísos...No todos son bien recibidos.
La Lucha durmiente siempre en el subconsciente...Letras en blanco, fondos negros, siempre escapando hacia el Cielo...
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