Recuerdo su risa viajando en el tiempo, los labios rojos marcados en el espejo, los sueños que vendimos baratos, los latidos acelerados bajo noches de embrujo, el amanecer efímero que volaba sobre el cielo sin que pudiéramos parar el tiempo, el edredón enroscado a su cuerpo, los viernes a domingo con la persiana bajada, sus besos como la cocaína dejaban un sabor amargo. Rodeados de vasos vacíos y ceniza...
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